Editorial

La JMJ Panamá y algunos desafíos

Mons. Cristián Roncagliolo Pacheco Vicario de la Esperanza Joven.

El domingo 27 de enero concluyó la JMJ Panamá. Concurrieron miles de jóvenes de todo el mundo, que peregrinaron a esta pequeño país de Centro América para renovar su fe y manifestarse como una iglesia joven, alegre, entusiasmante. A esta jornada también acudió Francisco quien, con el vigor de siempre, logró una sintonía fina con los asistentes.

A Francisco se le ve particularmente cómodo en estos encuentros. Como siempre logró un contacto directo, simple y en lenguaje cotidiano. Se conectó con los peregrinos con admirable facilidad entregando la profundidad de su mensaje de un modo para todos accesible.  

Me parece importante poner de relieve tres ideas dentro de la riqueza de su mensaje que, por supuesto, debe ser leído y ‘estrujado’ entre nosotros. En el acto inaugural nuevamente abordó el tema de las diferencias. En efecto la multiplicidad de países, razas, lenguas, liturgias, cantos, etc. mostraban una diversidad impresionante. Pero, a pesar de las distinciones, subrayó que estas no eran una amenaza sino manifestación de la unidad católica que reconoce en la diferencia una riqueza. Como señaló Francisco en el discurso inaugural “el amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior”

Una segunda idea que subrayó Francisco es que los jóvenes son el presente, son “el ahora de Dios”. Eso es un estímulo para que asuman corresponsablemente la misión de la Iglesia. No son protagonistas del mañana sino artesanos del presente. Esto es una provocación al compromiso, a la entrega generosa, a ser responsables del hoy de la sociedad y de la Iglesia.

La tercera idea que fue relevante es la comprensión de la vida cristiana, no desde la perfección lejana de una vida sin mancha sino desde la caída. Subrayó que lo importante está en que uno vuelva a levantarse una y otra vez.  Como señaló, citando un canto alpino, “en el arte de ascender la victoria no está en no caer, sino en no permanecer caído”. Porque en ese volver a empezar esta la esperanza en la misericordia que trasforma el corazón humano. Caminar es levantarse una y otra vez. Es comprender que somos pecadores en camino.

 

Sin duda habrán otras grandes ideas pero he querido subrayar estas tres para animarlos a leer los discursos y homilías de Francisco en la JMJ Panamá.

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