Haciendo historia, la actividad surgió como un recuerdo de la "Fiesta de las Antorchas" que realizó por primera vez san Alberto Hurtado con jóvenes de la Iglesia de Santiago. Setenta y cinco años más tarde, mientras se pone el sol en la ciudad y desparece lentamente el bullicio capitalino, otros cientos de jóvenes encienden nuevamente antorchas y velas. Piden por el país y la humanidad, y el vicario, P. Rodrigo Domínguez, los invita a tomar conciencia de que el camino de la felicidad "que todos buscan, pero pocos encuentran" está cerca si es que escuchan la palabra del Señor y se dejan transformar por ella.
“Jesús nos propone un camino de de vida que también es un camino a la felicidad. Se trata de una felicidad plena, que no se acaba, y que no se basa en la posesión de bienes materiales, de más o menos títulos profesionales o posgrados, el mejor celular o las mejores zapatillas. Se trata de una felicidad que llega como resultado de entregarnos a los demás. Y en ese entregarse no valen tanto nuestros conocimientos y nuestros bienes materiales como la fe en el Señor, porque más allá de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades, nosotros ponemos nuestra confianza en Dios. Y es el mismo Señor el que infunde su espíritu en nosotros para que nos conmovamos con el sufrimiento ajeno, para que busquemos construir el equilibrio justo entre los muchísimos que tienen poco, y los pocos que tiene muchísimo. Por eso, felices ustedes si se dejan transformar por la palabra de Dios, para convertirse en los colaboradores que llevan la Buena Nueva y la misericordia a los hermanos y a toda la creación”.
San Alberto Hurtado, en el mismo cerro proponía un mensaje similar en 1940. Un mensaje que hoy no pierde actualidad: “Yo no dudo pues, que si Cristo descendiese al san Cristóbal esta noche caldeada de emociones repetiría mirando la ciudad obscura: Me compadezco de ella y volviéndose a ustedes les diría con ternura infinita: Ustedes son la luz del mundo… Ustedes son los que han de alumbrar a las tinieblas. ¿Quieren celebrar conmigo? ¿Quieren ser mis apóstoles?(…) A ti te toca irradiar el evangelio; que viéndote descubran a Jesús”.
Fuente: Comunicaciones Santiago